Un proyecto simple, una habitación, luz natural, leica con un carrete de 36… 36 disparos dan para mucho, más de lo que uno cree. Para completar el ritual con un revelado y escaneado casero, sobre todo el escaneado, fotografiando el negativo sobre una caja de luz, este empastre le da un valor añadido al trabajo solo si lo sientes así, todo tiene un sentido orgánico exceptuando la parte del escaneo, de todos modos conservaremos los negativos, la ampliadora, los químicos (revelador, baño de paro, fijador y un buen lavado) y por supuesto el papel baritado nos están esperando… cuando?… cuando me lo pida el cuerpo.
Tomás Badía